viernes

Bunraku




Como buen habitante de la perifería del buen gusto suelo toparme con opinions que son tan chocantes al sentido común que obtienen un cierto grado de validez. Una de esas que he empezado a ver pulular es que Batman de Schumacher, Returns y Batman & Robin, son buenas películas. Bati pezones, "ice to see you", bati tarjeta de crédito, rozado y verde. Y hay multiples ángulos por los cuales abordar ese tema considerando que más allá de opiniones públicas y el buen gusto, lo que dictamina que algo sea "bueno" es infinito sin un criterio que aclarar antes de hablar.



Batman 3 y 4 son películas coloridas y violentamente alegres que buscan ser exactameente eso. Donde las películas de Burton tienen dramatismo de comic (es decir, una estética amrgada alrededor de una sustancia claramente infantil) Schumacher se asocia a su medio y hace películas que tienen un tono propio de una película infantil para adolescentes. De hecho ese tipo tan particular de imagen tan chiclosa y repulsiva es un ejercicio estético que se repite cada tanto. Antes podemos poner al cine tano y ciertos giallos de segunda con estéticas muy cercanas (Blood and Black lace por ejemplo) o Streets of Rage; después tuvimos Punisher 2 y , quizás entre también el motivo de este articulo, Bunraku.

No se si es algo bueno pero creo que puedo definir Bunraku en un pin pon de referencias: Imaginemos un Streets of Rage con el nivel de postproducción de Scott Pilgrim, con la chupada de medias a japón de Sucker Punch y la profundidad narrativa de un shonen medio genérico, ponele un Rurouni Kenshin. Si suena como un cocoliche es porque lo es, y todavía no toco los dos principales referentes que tiene, pero quedemonos un ultimo cachito en el dialogo con otras películas. Para que una película felíz anti realista funcione no alcanza con ser extraña e ilógica y un toque graciosa, tiene que tener su propio sistema de reglas claramente presentado al espectador. Como con muchas cosas que mueven los bordes del género hace falta dejar muy claro el terreno de juego. Cuando vemos una obra de teatro no se cuestiona que los decorados sean chatos y jugamos un juego de pelea sin preguntarnos por qué están tan enojados los muchachos y si no saldrían ganando si charlan sus diferencias. En esto puede que tengamos diferencias, pero para mi Bunraku funciona porque en ningún instante deja de ser Bunraku. La secuencia que no tiene un monologo interno ultra dramático digno de las Tortugas Ninja originales tiene decorados móviles multicolor que hacen ver a Sucker Punch tan pedorro como... Sucker Punch, cuando no hay espadas cortando el aire y dejando cuellos cortados con delay hay tropas entre arboles de papel enrollado, o un personaje paralelo a la historia marcando el ritmo de la música con su bastón o peleas subiendo y bajando escaleras por un set a la Wes Anderson o puños chocando contra puños. Sí, es medio obvio que voy a hacer un articulo sobre cualquier película que se atreva a hacer puño chocando contra puño, sería imbécil de mi parte no hacerlo.



Ahora, cuando se empuja la linea de la aceptable sin querer salir de los limites del público de masas es una cuestión de empujar en los sentidos correctos en la medida correcta. Y esto se vuelve medio difícil cuando el cine comercial está construido sobre recursos tomados a media como una torre de jenga que se arranca 40 jugadas adentro. Veamos, se suele decir que Schubachman tiene estética de comic cuando en realidad tiene estética de FreakShow que a su vez tiene estética de poster de película de terror con recortes al estilo comic por el recurso narrativo que usaba para unir las tramas. De esa forma se asocian ideas que no tienen real conexión y como resultado tanto el público como los realizadores terminan haciendo una masa amorfa decepcionante sin espíritu. Bunraku en cambio explora en otros sentidos. Su trama claramente homenajea las tramas de las películas de artes marciales chinas de los 70's a 80's y si queremos lo podemos ver como directa decencia del anime para niños de los 80s yendo al punto del villano abiertamente declarando su deseo de que los héroes venzan a todos sus subordinados uno a uno para llegar al enfrentamiento climático contra él, incluso tiene la delicadeza de darles un duelo contra gente con mismas temáticas que los héroes, ¡que tipazo! Pero no cae en la trampa de repetirse visualmente, sino que su referente es el titular bunraku, un tipo de teatro de títeres gigante (para un títere, claro) accionado por titiriteros que inspiraron la imagen actual del ninja. Un poco también de otro referente tan declarado como el teatro con el que inicia la película son los libros pop up (¿hay una palabra más copada y latina? copense y diganme), interés de uno de los personajes para hacerlo más evidente pero inspiración detrás de la mayoría de los movimientos de escenografía. Es muy importante que una película con un estilo visual muy activo tenga un hilo que lo conduzca, eso es lo que hace que algo sea un Stay y no un... bueno, un Sucker Punch.


Si son el tipo de persona que no ve películas por lo bien que se vean sino por las caripelas no se van a quedar con ganas. Ron Pearlman vestido de vikingo-samurai rompiendo nueces con las manos y hachando a la luz de la luna llena debería ser motivo suficiente para verla, y se le suma la gracia de Gackt actuando tan poco humano pero tan bien samurai como uno esperaría del responsable de casi toda la música de Kamen Rider. Woody Harrelson hace de un alcohólico esperando una demanda de Stan Lee y Demi Moore está de fondo en un par de escenas pero su acting coach le dijo que se tomara unos xanax antes de cada escena así que que se yo.










Aparentemente la película tuvo una muy mala recepción con la crítica dando respuestas genéricas que se pueden traducir a que no pagaron la tarifa por la buena crítica. En su mayoría cayeron en una de esas cosas que me sacan: "Demasiado estilo poca substancia". Que implica que son cosas diferentes así que hay que quemar todos los cuadros de Picasso porque resulta que no entendía nada y seguía pintando minas cuando tendría que haber estado pintando cosas copadas, y todo músico clásico re flashó cualquiera haciendo múltiples variaciones sobre lo mismo. Se entiende, no es cuestión de lo que se cuenta sino cómo se cuenta, cualquiera que sea incapaz de entender eso debe haber visto diez películas en su vida.

Si toleran ver algo con una estética moderadamente única, medio bizarro pero bien hecho, y no le temen a un narrador ridículamente melodramático; Bunraku es alta película. No va a curar el cancer, no va a hacer que te crezca pelo en el pecho, no te va a enseñar a amar. Para eso y más está su servidor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

/lit/ luves u :3